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10 de junio de 2018

Recuerdos entre carne, queso y marraquetas.

Hace 5 años, mi papa, don Juan Maturana, trabajaba para una empresa que prestaba servicios a la minería en Victoria y sus alrededores. El viejo, de fuerte espalda, precisas manos y aguda destreza al volante era chofer de camión Fosa, transportaba la carga más difícil de todas, la carga liquida, así, transcurría su jornada laboral, […]

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Hace 5 años, mi papa, don Juan Maturana, trabajaba para una empresa que prestaba servicios a la minería en Victoria y sus alrededores. El viejo, de fuerte espalda, precisas manos y aguda destreza al volante era chofer de camión Fosa, transportaba la carga más difícil de todas, la carga liquida, así, transcurría su jornada laboral, entre la Provincia del Loa en la segunda Región y las carreteras de la Provincia del Tamarugal acá en Tarapacá. Una de las características de los Camioneros de fuste, es el conocimiento de esas picadas perdidas en la pampa, esos puntos escondidos entre cerros color ocre y dorado. Una de esas picadas que mi viejo conocía era «El Rotito», enclavado precisamente en Victoria.

En uno de sus tantos viajes, me invita a acompañarlo pues, ese día su jornada terminaba temprano y era posible ir y volver dentro de la tarde. Ahí, entre risas, historias y silencios cómplices llegamos a destino, en el lugar mi viejito entrego su carga y luego de eso me invita a “servirnos alguito”. Entramos a un local sin mesas, solo una larga y envejecida barra, una señora nos atiende para ofrecernos su carta. Simple, contundente y económica. Entre tanto menjunje encuentro mi sándwich favorito, el Barros Luco. Está de más decir que era un excelente ejemplar de esta insigne preparación del Chile republicano.

El recuerdo viene a mi mente hoy 9 de junio precisamente en el día del Barros Luco, preparación creada, o mejor dicho bautizada el año 1910 en la tradicional y reconocida Confitería Torres, ubicada en el barrio 18, lugar aristocrático enclavada en Santiago Centro, hogar de diplomáticos y políticos del siglo pasado y hasta donde hoy llegan Presidentes a degustar su carta cargada a los causeos.

El original, así como el que probé en Victoria se hace con una carne de buena calidad, Filete o lomo, queso mantecoso y marraqueta, simple y contundente la expresión glorificada de cada uno de estos ingredientes por separado.

Si aún no se come su Barros Luco, hágale pues! Queda tiempo y no es tan difícil. Lo que es yo… voy a poner el sartén en la cocina y a calentar el pancito en el horno. Mi Barros Luco me espera.

César Maturana Marcò

Periodista y cocinero

Influencer culinario.